Conversaciones junto al Benitier de María Magdalena
CONVERSACIONES EN EL BENITIER DE MARÍA MAGADALENA -EVA JULIAN
(Río la Sals, Sur de Francia)
Texto completo en Pdf
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Lo que sucede en una gota de agua repercute en todas las aguas del planeta.
¿Cómo tratas el agua que consumes?
¿Cómo tratas tu agua?
¿Qué te dices? ¿Qué no te dices? ¿Cómo te lo dices?
Venera el agua, esté como esté. Cuídala sin importar su procedencia.
¡No esperes a que se recoja o se retraiga!
No permitas que se prive de ella a los que la necesitan.
El agua crea la tierra; lo ha hecho desde hace millones de años.
Los pueblos antiguos cultivaron una relación de cuidado con ella,
porque sabían que la vida de todos los seres era bendecida a través de ella y con ella.
El agua no solo tiene la capacidad de guardar memoria.
Es más que un receptáculo de asimilación.
Tiene información de vida, donde el presente acoge el pasado
y te muestra todas las posibilidades del futuro…
Esa información es reconocida y escuchada por cada una de tus células.
Junto al agua, escucha la voz que emerge.
Porque te hablará de ti, y de todos los tiempos.
El agua está llamando.
Reclama volver a ser parte de tu vida —conscientemente—,
de tu espiritualidad.
Reclama que recuperes el poder de crear,
el de escuchar, el de comprender…
Y así nacer a una nueva forma de vivir.
Cuando el agua grita: «¡Ayuda!»,
giramos la cabeza para no ver, para no oír.
Porque creemos que no tiene que ver con nosotros.
Vemos solo: agua sucia, agua enferma.
Y nos alejamos… por miedo a contraminarnos.
Pero esa agua que grita es la misma que te da la vida.
La que te mantiene.
Y ahora yace moribunda.
La dadora de vida también enferma.
La dadora de vida se recoge… para cuidarse.
La espiritualidad melindrosa no es funcional,
no es la solución.
No basta con llorar o lamentarse.
Habla con ella.
Habla contigo.
Habla con todas tus aguas.
Aprende a dar forma a tus creaciones mentales.
Usa la imaginación.
Genera semillas de imaginación, de realidades.
Crea posibilidades. Ese es tu poder.
Hazlo en grupo. Para que tome más fuerza.
Hazte consciente de cada gota,
de cada molécula de agua a tu alrededor.
No hablo solo del agua de los ríos o el mar.
Hablo también del agua potable,
esa que convive contigo en tu casa,
aparentemente limpia… pero agonizante.
Háblale al agua de tu cisterna.
Háblale al agua que limpia tus manos y tu pelo.
¿Cuál es el precio que paga por darte comodidad?
La respuesta está en tus manos. Solo en tus manos.
¿Crees que no puedes hacer nada? ¡Olvídate de eso!
Sacraliza cada gota de agua que entra en contacto contigo:
con tu voz,
con tu pensamiento,
con tu intención,
con tu corazón,
con tu acción…
y con tu voto.
Abre los ojos.
Nadie más vendrá con la solución.
Tú eres parte de la solución,
del mismo modo que eres parte del problema.
La contaminación del agua es la muerte de miles de seres,
el deterioro de ecosistemas enteros…
Actúa ya!.
Desde tu pequeña franja.
Desde el bendecir.
Desde la consciencia.
Desde el sentir.
Desde dejar de esperar que otro lo solucione.
Solo mejorando tu conexión con el agua y prestándole atención consciente,
podrás comprender la gravedad de lo que ocurre.
Y evitar el desastre que se avecina.
A medida que aumente tu percepción,
recibirás información…
Sabrás qué hacer.
Se despertará tu capacidad de relación con la vida.
Te convertirás en un verdadero hijo de la Tierra.
Un cuidador.
Sí, tú.
Tú que crees que no puedes o no sabes cómo.
Olvida tus limitaciones.
Empieza por agradecer cada gota que cohabita contigo.
Transmútala. Tú puedes!.
Esa es tu función:
Tú eres agua.
El agua eres tú.
Tú estás en el agua.
El agua está en ti.
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Eva Julian
www.sonidoyvida.com
Conversaciones junto al Benitier de María Magdalena – Sur de Francia

